Hoy os queremos hablar de Blanquita. Una gatiña de una colonia controlada de la zona de Samil.
Blanquita era una gata callejera, pero si alguien podía sentirla como suya, eran Mari, la persona que cuidó siempre de ella, y Marta, que por casualidades de la vida, hace muchos años conoció a Mari y a sus callejeros y desde entonces, iba a menudo a visitarlos.
Lili, Mau, Orejitas, Morito, Blanquita, Japonesita, Lilo (al que hubo que amputarle una pata y fue adoptado por Marta) y Felix. De todos ellos, Mari fue su ángel de la guarda día tras día durante 14 años. Tras el fallecimiento de Blanquita, ya solo queda Felix.
Blanquita tenía un carcinoma y recibió tratamiento desde el primer momento en la calle. Estaba controlada y Mari y Marta se encargaron siempre de darle la medicación que necesitaba.
Tenía al menos 13 años y tanto Mari como Marta la recordarán siempre como una gata muy especial. Siempre cuidó de su familia. Se encargó de cuidar a Lilo y Félix siendo cachorros porque su madre carecía del instinto maternal que siempre tuvo Blanquita. También cuidada de su humana, a la que a menudo le llevaba regalos cazados, y siguió haciéndolo hasta una semana antes de su fallecimiento.
Hace unos días, Mari supo que su pequeña había dado un paso atrás, era el momento de dejarla marchar. Avisó a Marta que, con el corazón encogido, fue a buscarla. Ni tan siquiera hubo que cogerla, abrió la puerta del transportin y Blanquita entró.
Desde aquí, Mari y Marta, queremos mandaros todo nuestro cariño. Sabemos lo duro que ha sido decirle adiós, sabemos del vínculo tan especial que con vuestro cariño conseguisteis crear. Sabemos lo mucho que la quisisteis y lo más importante, Blanquita siempre lo sintió así.
Descansa en paz preciosa 
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