jueves, 5 de enero de 2012

LO QUE REALMENTE PROVOCAN LOS CAZADORES Y LA CAZA

Ante las continuas declaraciones vertidas en diferentes medios sobre accidentes de tráfico en los que hay animales involucrados – sobre todo jabalíes - y entendiendo que muchas de éstas no se ajustan a la realidad sino que están distorsionadas por intereses particulares, desde la Asociación Animalista LIBERA! creemos importante realizar una serie de reflexiones:


Los animales no son tropas militares, no "invaden" territorio alguno, sino que se desplazan por lo que constituye su hábitat natural y que cada vez se ve más afectado por la acción del hombre con la aparición de infraestructuras que lo reducen y degradan.

La normativa que exige la creación en autovías de pasos de fauna adecuados y suficientes así como su mantenimiento en condiciones óptimas es incumplida reiteradamente, circunstancias que también concurren en los preceptivos vallados cinegéticos. No es por lo tanto culpa del animal su repentina aparición en la carretera, sino de quienes no toman las medidas establecidas para minimizar el riesgo.

El papel que los cazadores pretenden asumir como portadores cualificados, necesarios y únicos de las soluciones para este problema de seguridad vial – cuando en realidad contribuyen al mismo -, es falso y responde al afán de ampliar sus ya abundantes cupos y condiciones de caza, al deseo de organizar nuevos campeonatos cinegéticos y al de preservan el mantenimiento de las subvenciones e ingresos generados por una industria que vive de matar animales por el placer de hacerlo.


No necesitan los animales ser acribillados para controlar su población. Ellos, en función de los recursos y del territorio se autorregulan como siempre lo han hecho.


La acción de los cazadores provoca que los jabalíes – al igual que otras especies – se disgreguen al romperse el grupo bajo el efecto de los disparos, que huyan atemorizados y no pocas veces heridos, que las crían deambulen desorientadas al morir la madre, que al carecer de guía busquen alimento y refugio fuera de su entorno habitual. En definitiva: que cada descarga de un cazador además de causar dolor y muerte, aumenta las probabilidades de que un animal irrumpa en una carretera.


Por lo expuesto, pedimos desde LIBERA! que lejos de atribuir la culpa de los accidentes a los animales seamos capaces de analizar el problema con rigor y de llegar a conclusiones exentas del interés egoísta que subyace en las de ciertos colectivos. Los cazadores coadyuvan con sus prácticas al incremento de situaciones de peligro y por consiguiente de accidentes, mientras la administración adolece de desidia en la implantación y conservación de medidas de seguridad en los viales, así como de la fundamental necesidad de mantener limpios los montes, lo que además de llevar a la reducción natural de jabalíes disminuiría el número de incendios.
Julio Ortega Fraile

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