Leonor llegó a nosotros de pequeña, junto a su mamá Petra y a sus hermanos, Dingo y Choco. Estaban en una zona transitada de Coia, donde pasaba la gente, los perros... ellos se asustaban y se subían a los árboles o se quedaban a la intemperie sin cobijo alguno.
Ninguno de la familia es especialmente sociable, pero a Leonor en especial, le costó muchísimo adaptarse al refugio. No era capaz de salir de su jaula, y cuando lo consiguió estaba agazapada en cualquier rincón donde no salía para comer o hacer caca y teníamos que dejarle cerca de ella todo lo necesario. Tampoco soportaba que otros gatos se acercaran. Este terrible proceso tanto para ella como para nosotros duró 1 año.
Ahora ya lleva un tiempo totalmente cómoda y adaptada, e incluso intenta llamar la atención con su característico maullido "sostenido"!
Ojalá tuviera la suerte de encontrar un hogar donde la entiendan y le den el tiempo necesario para sacar a la gatita mimosa que sabemos que hay dentro.
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