Es imprescindible que seamos conscientes de los peligros que puede entrañar el trasladar a un gato.
Un gesto tan sencillo como guardarlo en un transportín, meterlo en un coche y viajar con él se pueden convertir en un gran disgusto, si no somos plenamente conscientes de lo que hacemos y nos aseguramos de que el animal vaya 100% seguro y tranquilo.
Primero: los transportines tienen que estar 100% cerrados, ser totalmente fiables, robustos, llevar todas sus piezas, que no falte ninguna y que estén todas bien colocadas, y tampoco vendría mal asegurarlas con cinta, que no haya ningún peligro para ellos.
En el coche no deben ir en el maletero, si ocurre algo no nos enteramos, sino dentro y asegurándonos que el transportín no pueda volcar y tapados con una manta.
Os recordamos enlace:
Unas personas nos pidieron ayuda para castrar a una gata callejera, se les dejó una jaula trampa para cogerla y acercárnosla. El 25 de febrero esa gata llegó al refugio, dentro de la jaula en el maletero, sin asegurar, jaula que se había volcado y la puerta abierto, en cuanto se abrió el maletero la gata escapó y la perdimos de vista. Durante ese tiempo, colocamos puntos de comida alrededor de la nave y estuvimos intentando recuperarla, cosa que logramos 5 meses después...exactamente el día 29 de julio, meses en los que estuvo fuera de nuestro control en los alrededores del refugio.
Dos días después de recuperarla, se llevó a castrar, tras la anestesia, lamentablemente se detectó que tenía leche en las mamas.
Nuestra única preocupación en ese momento era localizar a esos cachorros que probablemente habían nacido en los tres días anteriores y llevaban dos sin su madre, esperando un milagro: encontrarlos y que estuvieran vivos.
Fue una odisea, buscar una aguja en un pajar, se movilizó a todos los voluntarios del refugio y se recorrieron todos los alrededores durante ese día sin éxito, hasta que a última ahora del siguiente se localizó, debajo de varios palés y maderas en otra nave cercana, a las cuatro crías, milagrosamente vivas, aunque muy frías y ya en mal estado, por suerte tres consiguieron salir adelante y fueron adoptados: Sena, Strong y Die (así bautizado porque parecía que estaba muerto cuando lo encontramos).
Simba fue el pequeño que lamentablemente no sobrevivió. Lo sentimos pequeño.
Muchas gracias a Merchi (adoptante), a David (adoptante) y a nuestra voluntaria Noelia, por el esfuerzo que hizo por sacarlos adelante.
Nuevamente insistimos en la importancia de hacer bien las cosas, un gesto tan sencillo como asegurar una jaula para un viaje podría haber evitado todo lo que ha venido después y que supuso tiempo, esfuerzo, preocupación y el disgusto de haber perdido a uno de los pequeños.
Dos días después de recuperarla, se llevó a castrar, tras la anestesia, lamentablemente se detectó que tenía leche en las mamas.
Nuestra única preocupación en ese momento era localizar a esos cachorros que probablemente habían nacido en los tres días anteriores y llevaban dos sin su madre, esperando un milagro: encontrarlos y que estuvieran vivos.
Fue una odisea, buscar una aguja en un pajar, se movilizó a todos los voluntarios del refugio y se recorrieron todos los alrededores durante ese día sin éxito, hasta que a última ahora del siguiente se localizó, debajo de varios palés y maderas en otra nave cercana, a las cuatro crías, milagrosamente vivas, aunque muy frías y ya en mal estado, por suerte tres consiguieron salir adelante y fueron adoptados: Sena, Strong y Die (así bautizado porque parecía que estaba muerto cuando lo encontramos).
Simba fue el pequeño que lamentablemente no sobrevivió. Lo sentimos pequeño.
Muchas gracias a Merchi (adoptante), a David (adoptante) y a nuestra voluntaria Noelia, por el esfuerzo que hizo por sacarlos adelante.
Nuevamente insistimos en la importancia de hacer bien las cosas, un gesto tan sencillo como asegurar una jaula para un viaje podría haber evitado todo lo que ha venido después y que supuso tiempo, esfuerzo, preocupación y el disgusto de haber perdido a uno de los pequeños.
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