Esta gatiña apareció en una casa, donde fue a parir, en Gondomar. Cuando se cogió a la madre para castración, nos trajimos también a las crías para que estuvieran con ella durante el tiempo que estuvio en el refugio y luego fueron devueltos todos juntos.
El trabajo de castrar tantos animales supone un verdadero esfuerzo, semanalmente entrada y salidas, prepararlos, algunos llegan y no se pueden castrar, tienen que quedarse hasta recuperarse, a veces necesitación atenciones veterinarias.
Pasados unos meses volvimos a coger a las crías para castrarlas. En el postoperatorio una de las crías tuvo un bajón, uno o dos de cada 500 gatos que castramos les cuesta más recuperarse, hay gatos espcialmente sensibles a los cambios, sufren un bajón de defensas, pueden tener fiebre, en este caso también estreñiminento, debilidad, catarro, tras dos semanitas en el refugio se recuperó y fue devuelto a su colonia y vuelven a estar así todos juntos
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