Éramos muchos los que deseábamos con todas nuestras fuerzas que su operación fuese posible, pero no pudo ser 
Cada semana iba a revisión y cada semana veíamos más lejos esa posibilidad. La maldita infección nunca se llegó a controlar y el carcinoma seguía su curso.
Clara y Gabriel le abrieron las puertas de su casa en cuanto lo recogimos. Cada día le daban su medicación, cada día limpiaban sus orejitas con todo el mimo que podían y cada día lo querían, si cabe, un poco más.
Nos queda la tristeza de que no pudiera disfrutar más tiempo del calor de un hogar, porque realmente lo estaba disfrutando. Clara siempre nos decía que pareciera que los conociera de toda la vida. Era uno más en cama a la hora de dormir, se hizo amigo de sus conejos, Koda y Nube, se convirtió en el rey de la casa.
El lunes por la mañana Moscú no quiso comer. Al medida que fue pasando el día, se dieron cuenta de que algo no iba bien y lo llevaron a urgencias. Quedó ingresado y al día siguiente, tras el pronóstico, llegó el momento de dejarlo ir.
Las despedidas siempre son muy duras, pero Clara y Gabi quisieron estar con él, querían que Moscú los viera allí junto a él, y así fue. Hasta su último aliento, no se separaron de su lado.
Llegamos tarde para contener su carcinoma, pero sí llegamos a tiempo para sus cuidados paliativos. Cuidados paliativos que a Moscú le permitieron sentirse querido, cuidado y protegido durante dos meses.
Dos meses que para Moscú fueron un regalo.
Dos meses que, sin duda, merecieron la pena.
A vosotros, Clara y Gabriel, qué deciros que no os hayamos dicho ya? Tan solo daros las gracias una vez más por estar ahí para Moscú, por vuestra entrega y todo el cariño que le disteis hasta el último momento, pese a saber que inevitablemente llegaría el momento de llorarle.
Y a ti precioso Moscú, agradecerte cada foto, cada vídeo, con los que conseguiste hacernos sonreir.
Descansa pequeño...
No hay comentarios:
Publicar un comentario