La historia de cómo Doni llegó al refugio es difícil de contar para nosotros, de hecho dudamos si hacerla pública, porque refleja una triste realidad, que es la de dueños que deciden que no quieren tener más a sus animales y se quieren deshacer de ellos a toda costa, entrando en una espiral de excusas, mentiras, incluso ciertas provocaciones y faltas de respeto para lograr su objetivo. Finalmente hemos decidido darla a conocer porque queremos encontrarle un hogar a Doni y para ello, tenemos que explicar el periplo que ha tenido que pasar este pobre animaliño.
El dueño de Doni contactó con nosotros, desesperado, porque su gato, adoptado dos años antes en una tienda de animales, le había atacado, un gato que durante dos años había sido delicioso y maravilloso, ese día sin ningún motivo mientras él se agachaba para coger una bolsa de basura, le saltó a las piernas y le produjo heridas importantes, le había mordido y había tenido que acudir a urgencias, sin mediar ninguna provocación, ni ningún ruido, ni ningún motivo que provocase en el animal esa reacción. Todo ello según su versión.
Dramatizando la situación al máximo, nos contó que había pedido ayuda a todo el mundo, desde la policía a los bomberos que sí llegaron a ir a su casa y entre varios de ellos consiguieron cogerlo, después de media hora encerrados en el salón con él intentando atraparlo, evidentemente todo ello tuvo que producir un estrés y un trauma muy fuerte en el animal. Una vez en el transportín, los dueños lo habían llevado a su clínica veterinaria donde, después de tenerlo toda la noche allí encerrado y asustadísimo, le dijeron que no habían podido hacer nada porque estaba muy agresivo.
En esta situación, con el gato en el transportín, tras una noche en la clínica y sin saber qué hacer fue cuando contactaron con nosotras, decían que estaban desesperados, porque tenían miedo, no sólo por ellos sino por la niña que tenían en casa. Por lo general, cuando hay una agresión de un gato suele ser por motivo de estrés, una razón que le atemoriza, o algo que lo asusta de repente. También hay gatos que perciben el nerviosismo en la gente y responden atacando pero suelen ser historias de animales que han pasado por muchas casas, o han sufrido cambios que los han dejado traumatizados.
Quedamos finalmente en que veríamos al animal e intentaríamos ayudarles. En su camino a Vigo, nos llamaron desesperados porque el gato, según sus palabras, había escapado del transportín, dentro del coche, y ellos tenían tanto miedo que habían bajado y lo dejaron en medio de la carretera, es más, hasta llamaron a la Policía que había acordonado la zona, pero nadie se atrevió a entrar, así que tuvimos que acercarnos, tardamos casi una hora en llegar y el animal estaba en el coche bajo un sol de justicia, con la lengua fuera, en el interior la temperatura era elevadísima, el calor era asfixiante.
Queremos hacernos eco de un comentario que nos hicieron, que desconocemos si fue realmente así o no, pero del que sobre todo nos sorprendió la respuesta de los dueños, según ellos, la Policía les dijo que abriesen la puerta y dejasen al animal salir y que se fuera, pero ellos no habían querido, según sus palabras, porque el gato tenía microchip y si hacía algún destrozo donde fuese, la responsabilidad iba a ser de ellos.
La compañera que entró lo notó asustado, pero nada fuera de lo normal, no atacaba, sólo quería escapar dentro del propio coche, finalmente, pudo cogerlo con ganapán sin salir del coche, acompañó al gato hasta la clínica. Se le hicieron todo tipo de pruebas y analíticas para descartar cualquier causa orgánica, no se detectó ningún problema.
Los dueños, atemorizados por ellos y por la niña que tenían en casa, nos dijeron que no lo querían llevar, así que les ofrecimos nuestra ayuda con la intención de tenerlo en observación con nosotros, ver su evolución y que volviese a su casa con tiempo y realizando readaptación. No nos dimos cuenta de que la intención de ellos era totalmente opuesta.
En el refugio se comportaba como el típico gato casero que acaba allí, no soportaba estar con tantos animales, lo pasaba mal y se ponía nervioso, pero dentro de lo normal, no tenía actitud agrevisa. En principio, venían a visitarlo a diario. Progresivamente fueron viniendo menos. El gato iba evolucionando y mejorando su ánimo, dentro del estrés que supuso para él sacarlo de su hogar y encontrarse totalmente desubicado, pero para ellos el gato seguía estando mal, empeorando y comenzaron los comentarios que apuntaban a que lo que querían era no llevarlo.
Poco a poco fuimos conscientes de que no querían al animal, de que no había ninguna pequeña viviendo allí, sólo una nieta que iba de visita de vez en cuando, de que probablemente nos habían mentido, que un gato que durante dos años es maravilloso y cariñoso no pasa a ser un gato que ataque sin motivo y que, posiblemente, Doni se había salvado de un abandono, en cualquier lugar perdido porque tenía microchp.
Sin entrar en detalles, en las últimas y contadas visitas, la situación se les fue de la mano al ver que no había ninguna lógica en no llevar al gato de vuelta a su hogar, entonces comenzaron con comentarios que buscaban confrontación, provocación y una respuesta por nuestra parte que les sirviese de excusa para dejarnos allí al gato y desentenderse de él. Al no responder a ninguna provocación, la espiral de mentiras fue a mayores, sacando las cosas de quicio, con comentarios fuera de lugar y toda lógica que vamos a omitir y llegó a un punto en que tuvimos que, literalmente, "echarlos" del refugio y quedarnos con el gatiño, por temor a lo que le pudiera haber pasado si se lo entregábamos
Doni NO se ha adaptado a vivir en el refugio, algo común en los gatos caseros que por diferentes circunstacias acaban allí. Ha mejorado pero no puede estar con el resto. Con las personas no tiene ningún problema.
Necesitamos un hogar para esta preciosidad. Se merece una segunda oportunidad con una familia que de verdad lo quiera.